¿Por qué deberías leer este libro? Quizá porque se trata de una invitación a que abras los ojos a la inmensidad de tu vida, tú eres lo único que permanece para siempre, todo en ti se resuelve o se anula, has comprendido que la vida son concesiones mutuas entre los acontecimientos, los demás y tú.
A veces nos atrevemos a entrar al fuego como si el fuego fuera un juego del que pudiéramos salir airosos, estamos hechos de minutos, de tiempo que van de la llama a la ceniza, es urgente romper las reglas para que todo funcione, es primordial ser rey en el tablero.
Abrir los ojos es un mirar al otro lado de ti para llegar a todos los caminos y sentirte grande e infinito como el pasto y la hierba. Somos viajeros en precario, pero tan complejos que, dentro de esa superficialidad, de ese todo o nada que nos teje y desteje, podemos ver el universo, pero no logramos vernos a nosotros mismos.
Entonces, entramos en la contradicción: ¿abrir los ojos al exterior para descubrir el mundo o cerrar los ojos y ser consciente de lo que en verdad somos? Cerrar los ojos es planear en la punta de una estrella y convencerte de que la luz que proyecta el mundo y tu luz, es la luz que abre ventanas al infinito.
Leer poesía te hacer pensar, indagar, imaginar, reflexionar... te muestra otras formas de percibir y comprender los sentimientos propios y ajenos.
Leer poesía es un acto íntimo, cuasi erótico, en vez de tocar tu cuerpo estarás tocando tu cerebro; la poesía utiliza un idioma inquieto, sugerente, te ayudará a ver más allá de la superficie de los hechos y a conectar con ellos. La poesía nos condena a querer ser libres, a estar en contra de todo. Y tú eres la fascinación y el asombro, sabes adaptarte a los cambios que te impone la existencia, cualquier cosa menos la resignación y el conformismo.
Hay una edad, sin orden ni concierto, en que abrimos los ojos y tomamos distancias entre las obligaciones y el disfrute de algo que tenemos justo delante nuestra, de esa búsqueda existencial que somos nosotros mismos, echas a un lado los problemas, las tribulaciones del día a día, los pormenores del mundo y sus vaivenes erráticos y descubres que no es que te sientes libre, es que, sencillamente, tan pronto te conozcas te harás libre.