El estudio de la profecía ha sido desacreditado muchas veces por la insistencia en relacionar muchas de ellas con sucesos actuales; por ejemplo, el edicto de tolerancia de Constantino fue considerado como el milenio; Jerónimo creyó que el regreso de Cristo estaba próximo porque el imperio romano estaba en ruinas; Agustín dijo que el milenio era el ministerio de la iglesia católica. El Papa ha sido considerado el cuerno pequeño de Daniel; es decir, el anticristo. La iglesia católica es la santa Jerusalén terrenal. A su tiempo, Napoleón fue considerado como la bestia; más tarde lo fue la Liga de las Naciones y luego Hitler y el Mercado Común Europeo, etc.
Por lo tanto, a la luz de todo esto, no es conveniente hacer especulaciones acerca de acontecimientos contemporáneos, por lo menos si no estamos seguros de que hemos llegado a un clímax en los asuntos morales, sociales, políticos y religiosos del mundo y que la situación prevaleciente sea totalmente distinta a la de los siglos pasados.