Un hombre es encontrado muerto en un canal de Copenhague. Aunque los primeros indicios apuntan a que se ahogó o que falleció de hipotermia, el forense deja claro que se trata de un asesinato.
El inspector Leif Anders Pedersen comienza su investigación siguiendo varias pistas que lo llevarán a detener a un sospechoso que tenía motivos más que fundados para matar a la víctima. Por desgracia, al día siguiente hallan otro cadáver en una embarcación varada en otro canal. El único punto en común entre las víctimas parece ser su nacionalidad: sueca.
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