Al estallar, la guerra, domina nuestras vidas. Se introduce en la iglesia, silba en las calles, hace tañir las copas en los bares, levanta las canas en los estadistas, invade aulas de los colegios y hace crujir las páginas hojeadas por los estudiantes. Ofrece pruebas de nuestras fidelidades por el trabajo y las obligaciones, las grandes aficiones secretas y devociones públicas, las preferencias personales y los compromisos sociales.
Soldados y oficiales subalternos de una sociedad democrática que está en guerra, deben conocer las razones por las cuales arriesgan sus vidas. Según un oficial prusiano, Steuben, todo ejército debe aprender bases racionales de disciplina y de acción. Y Thomas Jefferson propuso que los asuntos militares se convirtieran en parte fundamental de la educación estadounidense.
Es el propósito de este libro explicar la forma en que se ha desarrollado la estrategia moderna para comprender las causas de la guerra y los principios fundamentales que rigen la conducción de la misma. Un desvelo permanente por tales asuntos es el precio de la libertad. Para tener una paz duradera debe tenerse una comprensión clara del papel que las fuerzas armadas desempeñan en la sociedad internacional. Pero no siempre hemos tenido esta comprensión. Hace casi tres siglos Pascal afirmó que: "La justicia es impotente sin la fuerza. La fuerza sin la justicia es tiránica. Debemos combinar la justicia con la fuerza".
Hasta más o menos el fin del siglo dieciocho la estrategia la formaban un conjunto de estratagemas y tretas de guerra ruses de guerre mediante las cuales un general buscaba engañar al enemigo y ganar la victoria. Pero a medida que la guerra y la sociedad han ido volviéndose más complicadas y la guerra, debe recordarse, es parte inherente de la sociedad la estrategia ha tenido, por necesidad, que exigir una consideración cada vez mayor de factores que no son militares, económicos, psicológicos, morales, políticos ni tecnológicos.
La estrategia, por lo tanto, no es simplemente un concepto para tiempos de guerra, sino un elemento del arte de gobernar empleable en todo tiempo. Solamente la terminología más estricta definiría hoy a la estrategia como el arte de controlar y emplear los recursos de una nación o de una reunión de naciones, inclusive sus fuerzas armadas, con la finalidad de que sus intereses vitales sean eficientemente mejorados y ofrezcan seguridad frente a enemigos efectivos, en potencia o sencillamente supuestos.